lunes, 24 de octubre de 2011

y si lo escribiera ¿qué?



Podría escribir
¿y ahora qué?
la efervescencia se fue
y el cuerpo trasciende
Podría escribir
los ojos me arden
y eso que empieza con a
la azalea se volvió más rosada
y hace más de un día que no veo
las plumas negruzcas de las palomas
pararse en mi ventana
Podría escribir
me he cansado de estos olores
de la interpretación de esta niña maldita
de las paredes tercas
de los martillazos en la casa de arriba
Podría escribir
que la música
no despertará lo que hace tiempo se durmió
descargas lujuriosas en los vértices
más gozosos de mi cuerpo
Podría escribir
la puerta está cerrada con candado
añoro a aquella otra mujer
la de las faldas ajustadas
alguna que otra terraza veraniega
un sábado de fiebre
tres o cuatro amigos
el lobo aullando
los sueños postergados
Podría escribir
de eso que empieza a permancer
y ya casi no perturba
Podría escribir
y decir todavía soy
sapo de otro pozo
y a veces no por conveniencia
o tortuga sin caparazón
y que ellas lo sepan
como siempre en una posdata
o ponerle un adjetivo ignoto
a la manzana
sin que su cáscara
se vuelva menos cotidiana
no reparar
en el curso de mis jugos
que perecerán aún
cuando nada fluya
dirán que liviandad
con qué soltura
arroja la palabra
no hay montañas
ni versos de esos
que te dejan
las pupilas temblorosas
sin embargo
Podría escribir
nada me falta
al final el futuro
era solo una fantasía
y en lo más hondo
tengo habitado el vacío
y la soledad
ay la soledad
perra embustera
ahora es un árbol
y la que no trepa
buscando una rama
donde y para
el paradero de mi jactancia
soy yo.






miércoles, 12 de octubre de 2011

plegaria

te escribo

a la hora en que
las nubes cargan barrigas pesadas

y el rompimiento
resquebraja los hombros
y reverdece los árboles
a través de mi única ventana

te escribo

a mi
(todavía)
la vida me duele en los huecos
¿sabés?

en el camino hay tanto color para amar
pero los ojos se quedan prendidos
ahí en esos huecos
y por más que los pelos y los huesos y las razones
uno sigue estando desnudo y pequeño para siempre
la vida cada cuatro o cinco días
es una cinta rosa viejo apretada
y no hay milímetro de aire 
por donde entrarle
ni con la punta de un alfiler

y la alegría es coraje
y uno
no se atreve

te escribo

cuando estés afuera
yo te voy a apretar contra mi pecho
y como mi conejito blanco
vas a sanar

(como dice mi amiga que los hijos sanan)

la luz viene de muy adentro
la traés en hilos dorados
esos hilos que tejen y no atan
lo sé

con los brazos me acercarás el horizonte
y le vamos a cortar las puntas
para que broten de mi boca como guirnaldas
las letras verdaderas de los poemas
las que no mienten

que vamos a cantar descalzos
y cada una de tus risas será un pájaro
trayendo del pico la arena del mar

te escribo 

otra cosa no puedo
las manos envueltas
las pestañas cubiertas de moho
el amor regalándome un nuevo espejo
y las ganas de que atravesemos mi sombra
los dos juntos al galope
en un caballito de madera

te escribo

el ombligo se entibia
y atrás vos
brotecito
minúsculo corazón de azúcar
pedacito de rubí parpadeante
promesa de jardines perpetuos.



jueves, 6 de octubre de 2011

paro la pelota

paro la pelota y me detengo
afuera una horda de ranas aguardan
con ojos y bocas expectantes
paro la pelota y me contemplo
no estoy aún en infracción
dejé descansar los oídos
de las burbujas y los martes
cada vez más angustiantes
no pretendo siquiera una caricia de los árboles
nada nada nada que me lleve al pensamiento
paro la pelota embarrada
no sé como sigue la jugada
todo me lo han contado pero yo
yo no sé
hay un estante entero de libros
flácidos e inabordables para manotear
es evidente el destino
pero hay demasiados pisotones
en el camino las miguitas
se hicieron budines
el amor es un enorme castillo
y a mi nunca me gustaron los zapatitos

el desengaño tiene uñas filosas
pero ahora soy yo
y es mi pie el que tiene miedo
los dedos se meten para adentro
y son mis pechos los que están sudados
dejándose crecer rozgantes
cada vez menos míos
sobre la línea de la cancha
los sentidos están en guardia
para no dejar entrar ni uno
ni un solo pensamiento
paro la pelota
he dicho
ya no puedo saltar puentes
ni rodar
ni reir
fantaseando con la muerte
regocijándome en esos oscuros tugurios
donde mi poesía se tejía heroica
y maravillosa y nisiquiera había whisky
no puedo ni decir libremente
deseo ese cuerpo o el mío
¿dónde mi cuerpo dónde yo?
paro la pelota
escucho esos pájaros rarísimos
que no conozco
rompo el libreto
con que me educaron en el amor
paro la pelota
porque este es mi juego
y se me canta.

(y nunca fuí buena para los finales)